Nos dejamos arrastrar en esta rueda sin protestar, sin arriesgar, sin desviarnos de lo previamente establecido, de la cordura, de lo moralmente bien visto... Cada vez más deprisa, sin cuestionárnoslo. Pero en esta rueda hay unos cuantos humanos que hacen cosas, mujeres y hombres que tienen la fuerza necesaria para frenar, tumbar o cambiar la dirección de esta gran rueda.
Este espectáculo es un canto a gritos a la libertad, una llamada para derrotar la apatia, una necesidad de despertar. Y nadie mejor que artistas de circo para demostrar que volar y soñar es posible. Tan sólo hay que atreverse a dar un salto mortal.
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