En los últimos años el mundo está viviendo una creciente crisis de refugiados y refugiadas que huyen de la guerra. Cada día hay miles de personas que deben tomar la decisión más difícil de su vida: abandonar su hogar en busca de una vida mejor. Tal y como informan diversos organismos internacionales, estamos sufriendo la mayor crisis humanitaria desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Según datos facilitados por ACNUR, más de 60 millones de personas han tenido que salir de su país en la última década. Las razones por las que las personas migran son diversas y complejas. Hay personas que se trasladan a outros países para mejorar su situación económica o para continuar su educación. Otras se ven obligadas a abandonar su país para huír de abusos contra los derechos humanos como la tortura, la persecución, los conflictos armados, la pobreza extrema e incluso la muerte. “La gente muere mientras los gobiernos gastan miles de millones en controlar las fronteras” (Amnistía Internacional) Ante esta situación, Pallasos en Rebeldía – entidad de cooperación internacional a través de las artes y con amplia trayectoria en zonas de conflicto – decide crear y producir este espectáculo, con la crisis de las personas refugiadas de fondo, para invitar al público infantil (de educación primaria) a reflexionar y tomar conciencia sobre esta problemática que está enquistándose en nuestras fronteras. A partir del maravilloso texto de Carlos Labraña, merecedor del IX Premio Manuel María de Literatura Dramática Infantil, La valla está dirigida por Iván Prado y puesta en escena por Saleta Fernández y Fran Rei. La valla habla del encuentro de dos mundos, dos realidades, dos consciencias encarnadas en dos personajes bien distintos: El Soldadito de Plomo y Sahara, la rosa del desierto. Un encuentro a ambos lados de una frontera que no solo separa la civilización del vacío, sino que abre una herida en el corazón de la humanidad. Frente al pensamiento patético y torpe del Soldadito de Plomo, que obedece órdenes de sus superiores desde la fe ciega en lo que siempre le dijeron que tenía que hacer, encontramos la sensibilidad de Sahara, una muchacha que huye de la guerra y que ha recibido tantos palos en la vida que ya pocas cosas pueden detenerla. La fuerza y la dignidad de esta niña refugiada harán reflexionar al público en contraste con el soldado, cuyo corazón se debate entre la obediencia, que incluso lo puede llevar a matar en nombre de una patria, y la fraternidad que lo impulsa a romper todos los muros.